Sastre afirma que el ser humano está compuesto de dos entidades opuestas: el en-sí y el para-sí. El primero es lo que determina la existencia del hombre, lo que lo constituye de manera innata, el objeto, el ser mismo: es inmutable e inmóvil. El segundo, en cambio, es lo que está consciente del ser, es cambiante. El ser humano es, entonces, una dualidad compuesta de dos principios contradictorios.
Las personas están más allá del en-sí porque también son para-sí, por eso pueden moldearse y forjarse como quieren ser. El para-sí no es una categoría igual en todos los seres humanos, cada uno la modifica y adapta: la vida es para armonizar el en-sí y el para-sí. Como esto es imposible, el ser humano es una “pasión inútil”: lo único que le queda es asumir su existencia y su soledad.
Los individuos no pueden ser libres, son libres: no pueden escapar de su libertad. Ésta es una responsabilidad muy grande y casi todos prefieren evitarla y acatar códigos de conducta ya prefabricados por la sociedad. La libertad son las elecciones independientes que hacen las personas. Si para llegar a una decisión se toman como base principios o doctrinas ajenos a la propia autonomía, se comete un acto de cobardía.
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Frases célebres
“El infierno son los otros.”
Bibliografía sobre el personaje (formato MLA)
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Referencias en Internet
www.sartre.org
Referencias internas (hipertexto a entrada del vocablo indicado). Glosa.
Categoría
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